Nach Scratch
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Endemoniado (con Loren Y Zpu)

Nach Scratch


Colocando y trabajando los cimientos del castillo,
haciendo mierda que planeaba desde que yo era un chiquillo. Con imágen de palillo, con la cuesta y su corrillo, con Cristóbal y otro ritmo que se saca del bolsillo. En éste rincón, nadie me vacila;
tú serás la puta mona Chita y yo el gorila. La mama ya no puede sacarte de ésta, con mi alma hice una apuesta, y voy en serio, muy en serio. Salí de entre los muertos, nací en un cementerio.

Hoy aquí me tienes explicando mi criterio. Sé que no hay excusa, no he nacido en USA, tengo más que suficiente teniendo a mi musa. Olor a hormigón, al asfalto y a los humos de camión. Yo, para ser felíz necesito hacer canción. Estamos enganchados como verbena al cotillón; como bebé al biberón,
me alimento de pezón. Padezco de corazón, de mí no sacarán clon. No existe científico en el mundo capaz de copiar a un nene tan cabrón. Disciplina de elección, yo, ni falta que me hace si me los llevo de cajón.

El maestro de la ceremonia grita; endemoniado, así lo explica. El demonio de la ceremonia grita. Maestro en el trono, gobierna la métrica. El maestro de la ceremonia grita; endemoniado, así lo explica. El demonio de la ceremonia grita. Maestro en el trono, gobierna la métrica.

Las personas de mi especie deberían ser prohibidas,
las verdades de mi boca muchas veces suenan suicidas. No te las olvidas como esas corridas,
las echáis de menos y os dejaron escocidas. Digo, muévete, haz camino y anda. Es lo que te lleves aunque viajes en un Panda, de banda a banda. No eres tú, sino el ciego el que te manda. Anda, pido tanda y vuelvo de parranda.

Soy de mente blanda por golpe de baranda, me agarro a tu cuello con complejo de bufanda. Pero bueno, mis letras contienen queroseno, quiero seno con veneno para mi LP de estreno. El premio ha sido hacerlo y cocerlo yo solito, lo que venga poco importa si reincido en el delito. Sólo a veces me puedes ver ausente, no es que esté en la parra, me domina el inconsciente.

El maestro de la ceremonia grita; endemoniado, así lo explica. El demonio de la ceremonia grita. Maestro en el trono, gobierna la métrica. El maestro de la ceremonia grita; endemoniado, así lo explica. El demonio de la ceremonia grita. Maestro en el trono, gobierna la métrica. ¿Qué dices, nen? El maestro de la ceremonia grita.

Quién tiene la técnica y gobierna la métrica,
quién los mastica y trae la mierda más rica
y menos típica. Os traigo rap de fábrica, indícame a la chica, y enseguida pongo el medio pa' sacrificarla. Soy como un diablo, condenado a usar vocablos pa' contaros lo que llevo dentro. Hablo de hacer ésto bien, prueba en otro intento, lento.
Te veo el acento, se te ve cansado, men, te falta el aliento. Viento, quien to' lo quiere, se queda sin nada, y a quien se acuesta con críos, le mojan su almohada.

Excusas de aficionada aquí no calan, flípala, ahora vas y lo cascas y se lo cuentas a Parada. Pero a mí no, porque os fulmino. Pringaos, os ilumino, porque me dáis asco y como vos no me imagino. Vine a machacar con Loren, condecoren a éstos tres y no nos lloren, porque puede que éstos tres se los devoren.

Primero en un segundo mi micro y yo te dejamos tercero, en mi cuarto soy ese quinto elemento siempre certero. Con un sexto sentido escribo y vuelo, me elevo hasta alcanzar el séptimo cielo,
para después bajar de nuevo. El octavo pasajero desde su morada observa éste mundo que no ve, no sé si aún queda gente cuerda. Un décimo de la Once quizás me resuelva algo, pero mi bronce es el rap que descargo. Con pasta o sin ella me valgo.

Así les hechizo y enloquecen, cuando las doce campanadas cesen, yo volveré a mi martes trece.
Catorce años en esto, maestro, aunque a veces voy to' puesto. Hasta con un ciego del quince doy el resto. Lo sabéis desde mis dieciséis, éste demonio me posee y es fácil que yo os golpee donde estéis.
Porque la fiera sigue suelta, y la rige una mano experta, que a quien me rete, le doy diecisiete vueltas, no hay duda.

Prohibida la venta para menores de dieciocho, así es la mierda que derrocho, cruda y gris. Y tras la decimonovena sinfonía, ¿aún me seguís? Estáis locos, uno contra veinte MC's y me sabe a poco. Hasta que pierda veintiún gramos os dejaré en la cuneta, veintidós disparos de metralleta para aquel que no respeta. No llevo el veintitrés en mi camiseta, pero la sudo. Veinticuatro horas al día de Hip-Hop en estado puro.

El maestro de la ceremonia grita; endemoniado, así lo explica. El demonio de la ceremonia grita. Maestro en el trono, gobierna la métrica. El maestro de la ceremonia grita; endemoniado, así lo explica. El demonio de la ceremonia grita. Maestro en el trono, gobierna la métrica.

El Hip-Hop lo ha sido todo y por todo estoy luchando, contra viento y marea caminando voy sin rumbo. Sentimiento profundo, me cago en todo el mundo, en mis orejas grandes y también en las de Dumbo. El tanga y el gallumbo me invitaron a su boda; condición indispensable, poner mi rap de moda. Al final me quedé en casa comiéndome la bola,
en el sofá y a la bartola, bebiéndome un whisky con soda.

Ladrón de guante blanco, manco. He perdido los papeles, los que compro en el estanco del barranco del Tranco. Me contaron mil historias, historias de una madre con nostalgia en su memoria. A patadas los he visto, Bisbales, Bustamantes y Chenoas, son buenas mascotas como mi perrita Noa.
Me lanzo por la proa de un barco ya sin dueño;
poetas o carpetas, vuestro estilo me da sueño.

El maestro de la ceremonia grita; endemoniado, así lo explica. El demonio de la ceremonia grita. Maestro en el trono, gobierna la métrica. El maestro de la ceremonia grita; endemoniado, así lo explica. El demonio de la ceremonia grita. Maestro en el trono, gobierna la métrica.

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