Y a trancas y barrancas llego hasta el casino a tentar al destino en forma de ruleta, y el destino me lo paga dejándome en bragas apestando a vino y con catorce pesetas. Y viendo que el planeta me tiene en jaque mate decido montármelo solito en el váter y, mientras me alivio de aquella manera, me cojo tremendo pellizco en un huevo con el cierre nuevo de la cremallera, y noto de pronto unas molestas cosquillas desde la bragueta hasta la coronilla: ¡y descubro que tengo ladillas! y me rasco, y me afeito, y me corto -solo me faltaba ya tener un aborto. Coro de pringados: "ESTO ES DEMASIADO, NO SOLO CORNUDO SINO APALEADO".
Y cuando decido terminar con esta mierda a puntito de ahorcarme, "me se" rompe la cuerda y, en lugar de alegrarme, me quedo con las ganas de viajar al infierno por aquella ventana; y dicen los del coro: "TODO UN CABALLERO NO SALTA AL VACIO DESDE UN PISO PRIMERO"