Como un perro apaleado lucha por llegar, está pintado negro de carbón y negro de desengaños, el viejo tren. Mezcla de dolor y fuego ruge en la estación con su silbato negro de carbón y negro de desengaños el viejo tren. Le veo pasar los ojos de mil ventanas y unas mejillas tempranas dejarán en el cristal el aliento, jugando con el silencio, jugando con el lamento del tren, que ya llegó a la estación. Le ven pasar cargado de amaneceres cargado de menesteres que guardará en un vagón.
Ya llegó el último viaje para el viejo tren y abandonado duerme su vejez y llora sus desengaños, en un andén. Le ven llorar los ojos de mil ventanas y unas mejillas tempranas dejarán en el cristal el aliento, jugando con el silencio, jugando con el lamento del tren, que ya murió en un andén.